Estos lugares, olvidados desde la llegada de los electrodomésticos a los hogares españoles, tienen significados simbólicos en muchos planos: el arquitectónico, el social y el cultural.
En lo arquitectónico, supusieron un avance y una mejora considerables para la realización de la tarea de lavado y limpieza de las ropas de la población. A la canalización estable de agua, se añadían una serie de artilugios que permitían realizar la tarea de manera erguida, haciéndola más llevadera.
No todos los lavaderos eran iguales. Los había al aire libre, como el de Benimassot. Los había cubiertos, como los de Fageca o Famorca. Incluso algún pueblo tenía dos, como Tollos, uno de los cuales, sustituto del “viejo”, incluía toda una “modernidad”: piletas individuales para el aclarado de la ropa.
Si tratamos de darle un relato social a la utilidad de los lavaderos, podríamos hablar largo y tendido, pero mencionaremos solo dos cuestiones muy dispares entre sí.
Por un lado, en sociedades rurales machistas, el rol dependiente de la mujer, frecuentemente la encerraba en sus labores domésticas, reduciendo al mínimo sus contactos con el mundo exterior. Es así como se entendía que el lavadero proporcionaba una ocasión, una excusa para la socialización entre iguales. Tanto es así que algún estudio reciente en sociedades próximas a la nuestra, señala que las mujeres jóvenes preferían realizar las tareas domésticas en público. https://www.iemed.org/def_el_agua_en_el_mundo__rabe.pdf
Por otro lado, de menor trascendencia social, los lavaderos cumplían un papel de soporte publicitario importante. En una época en la que apenas había receptores de televisión en los hogares (ya hablaremos de los teleclubs) y con un grado de incomunicación de los pueblos de montaña elevado, los lavaderos se convertían en soporte para una especie de grafiti publicitario que contaba las bondades de alguna marca de detergentes o de lejías. Hasta hace bien poco, estos “spots” publicitarios eran visibles en las paredes, por ejemplo, del lavadero de Tollos.
En el ámbito de lo cultural, por si lo anterior no fuese suficiente, mencionaremos que algún que otro proyecto hay en el aire, como el de la Associació Sociocultural L’Espardenya de Tollos, que quiere recuperar estos espacios, convirtiéndolos en iconos artísticos al estilo de okuda San Miguel (http://okudasanmiguel.com/) con la ayuda de los polifacéticos artistas que tenemos la suerte de tener en Vall de Seta.
Con VIVEviuverd podrás pasear, correr o pedalear delante de estas curiosas edificaciones, y conocer de primera mano una parte de nuestra historia reciente.