Neveros

Pou de Famorca

Un elemento fundamental de nuestros paisajes de montaña lo constituyen los pozos de nieve, también llamados cavas, neveros o neveras (en valenciano pous de neu).

En el pasado tuvieron un papel fundamental desde muy antiguo para el desarrollo económico de las pequeñas comunidades locales de la montaña. Los más antiguos pueden datar de tiempos del Imperio Romano, aunque la mayor parte de los que conocemos son bastante posteriores. Los últimos en construirse en nuestras tierras son del siglo XIX, pero continuaron en uso hasta casi la mitad del siglo XX.

Su funcionamiento era muy rudimentario, pero a la vez, mostraba un ingenio infinito para aprovechar los escasos recursos de los que se disponía. Casi al comienzo de la primavera, una vez pasadas las grandes nevadas, los neveros (quienes trabajaban la nieve) con sus palas cargaban y llevaban la nieve hasta los pozos de nieve, donde la echaban y prensaban para convertirla en hielo.

En verano, se subía con animales nuevamente hasta los pozos de nieve para cortar bloques de hielo y transportarlos “rápidamente” hasta los puertos y ciudades donde eran vendidos para la conservación de los alimentos o para que las clases pudientes los emplearan como tratamiento terapéutico.

Al decir que transportaban el hielo “rápidamente”, en realidad debemos situarnos en su momento y contexto histórico. Pensemos que en aquellos tiempos no existían redes de carretera, ni vehículos a motor, por lo que la labor de los neveros era extenuante, una carrera contrarreloj para que no se derritiera el hielo y poder regresar lo antes posible para continuar haciendo viajes hacia las localidades costeras.

Neveros

Pou de Fageca

A pesar de que se relacionan con la alta montaña, ésta no es una cualidad excluyente de los pozos de nieve, puesto que encontramos algunos a altitudes medias. Por lo tanto, su ubicación no dependía tanto de la altura sobre el nivel del mar como de la climatología y la cantidad y copiosidad de las nevadas que se producían en la zona.

La provincia de Alicante, conocida por sus fantásticas playas y animación turística, es también una de las más montañosas de la península Ibérica. Y por ello, dispone de numerosos pozos de nieve repartidos por todas sus montañas, aunque en mayor abundancia los encontramos haciendo senderismo en la zona norte de la provincia.

En La Vall de Seta y sus alrededores, donde VIVE Viu Verd tiene su centro neurálgico, disponemos de no menos de 7 pozos de nieve de distintos tamaños y en distintos estados de conservación. Todos ellos merecen una visita y alguno de ellos, por su sorprendente estado de conservación, nos arrancarán alguna exclamación de sorpresa al verlos detenidamente.

Neveros

Pou De Dalt

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